“La Iglesia es clara, tiene la responsabilidad de proteger a los niños, niñas y adolescentes frente cualquier riesgo de abuso que pueda existir”, manifestó Susana Inch, asesora legal de la Conferencia Episcopal Boliviana, en el Seminario Taller Sobre Protocolos, Políticas de Prevención y Códigos de Conducta en Prevención de Abusos a Menores y Personas en Situación de Vulnerabilidad, que se realizó en la ciudad de Cochabamba, organizado por la Conferencia Boliviana de Religiosos y Religiosas.
Durante el taller, desarrolló los temas de qué indica la legislación boliviana acerca de los tipos penales cuando existe una situación de abuso, la responsabilidad penal, civil y el proceso administrativo en instituciones del país.
“Después de analizar lo general del desafío que ha presentado la santa sede para las diferentes instancias de la Iglesia con respecto a la prevención en el tema de abuso de menores y la parte general del derecho canónico, lo que precisamente nos tocó desarrollar es conocer y cómo aplicar la normativa boliviana respecto al juzgamiento en los casos de abusos sexuales a menores”, manifestó.
También se trató el tema administrativo y laboral en el entendido de las decisiones que se deben tomar cuando, por ejemplo, profesores o administrativos de una unidad educativa se vean involucrados en una denuncia de abuso sexual, cómo manejarlo y qué previsiones tomar.
“La intención fue cerrar el círculo entre lo que dice la santa sede, el derecho canónico y la normativa boliviana acerca de la construcción de protocolos que regirán en las diferentes instancias de la Iglesia, desafío que se tiene que cumplir”, enfatizó la asesora legal de la Conferencia Episcopal Boliviana.
También se refirió a que la ideología de género presentó paradigmas que incluso llevan a pensar que en algún momento la pederastia podría ya no ser considerada un delito, lo cual tendrán que debatir y analizar la Iglesia y la sociedad.
“Si bien toca reflexionar sobre qué impacto puede tener que se acepte esta teoría de que un pederasta tiene derechos desconociendo el derecho de los menores a ser protegidos, la Iglesia en este punto resguardará a los niños, niñas y adolescentes frente cualquier riesgo que pueda existir, particularmente frente al abuso sexual”, concluyó.