Prensa CEB 7.11.2024. En la apertura de la CXV (115) Asamblea de la Conferencia Episcopal Boliviana (C.E.B.), Mons. Aurelio Pesoa, presidente de la Conferencia, reflexionó sobre los profundos desafíos sociales y económicos que atraviesa Bolivia, invitando a los obispos a escuchar con atención las necesidades urgentes del pueblo y a ser luz de esperanza en tiempos de crisis.
La Asamblea, se lleva a cabo en el corazón de Bolivia, en la ciudad de Cochabamba del 7 al 12 de noviembre de 2024 y en su intervención inaugural, Mons. Pesoa destacó la importancia de este encuentro como un espacio para la reflexión sobre la actividad pastoral de la Iglesia y, sobre todo, sobre las tensiones sociales que marcan el día a día de los bolivianos, “nos encontramos en un momento crítico para Bolivia, un momento en el que las tensiones sociales, la creciente desigualdad y la falta de justicia nos interpelan como pastores y como comunidad”, dijo el presidente de la conferencia, expresando su cercanía y solidaridad con los sectores más empobrecidos y vulnerables del país.
Asimismo, el prelado enfatizó que la Sinodalidad, propuesta recientemente en el Sínodo de la Sinodalidad del Papa Francisco, es un camino necesario para la Iglesia en Bolivia, “la Sinodalidad nos invita a caminar juntos, a escuchar y a ser una Iglesia que se pone al servicio del pueblo, especialmente de aquellos que sufren las consecuencias de la pobreza, la injusticia social y la marginación», expresó Mons. Pesoa. En este sentido, subrayó que los obispos deben ser servidores del pueblo de Dios, dispuestos a poner la Iglesia al servicio de los más necesitados, acompañando su sufrimiento y luchando por un futuro más justo y fraterno.
Crisis económica, corrupción y el desafío del corazón humano
El presidente de la CEB, dedico parte de su mensaje a la grave crisis económica que afecta a Bolivia, un país donde la pobreza, la falta de oportunidades y el desempleo golpean con fuerza a amplios sectores de la población, “Hoy estamos viendo a un pueblo que sufre por la falta de trabajo digno, por la falta de acceso a una educación de calidad y por la escasez de servicios básicos. Las políticas públicas no están respondiendo adecuadamente a estas necesidades”, lamentó el presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana.
En este contexto, la autoridad eclesial hizo un fuerte llamado a la reflexión ética, siguiendo el mensaje del Papa Francisco en su reciente encíclica “Dilexis Nos”, que pone el corazón humano en el centro de las decisiones éticas. «La crisis que estamos viviendo no es solo económica, es una crisis ética. Es una crisis de corazón, donde el egoísmo, la indiferencia y la corrupción han arrasado con los valores fundamentales de la solidaridad, la justicia y la honestidad”, afirmó, cuestionando duramente a aquellos responsables de políticas que no toman en cuenta el bienestar de los más vulnerables.
Tragedia ambiental
El presidente de la C.E.B., denunció también la creciente falta de compasión y la indiferencia ante las tragedias ambientales y sociales, señalando que la pasividad ante el desastre ecológico en la Amazonía, los incendios en la Chiquitanía y la corrupción rampante son claros ejemplos de un “corazón frío” que no se conmueve por el sufrimiento ajeno.
“¿Tienen corazón los que ven cómo arde la Amazonía, ¿cómo se destruyen nuestros recursos naturales, y aun así no hacen nada? ¿Tienen corazón los que, en medio de la crisis económica, se benefician de la corrupción y la injusticia?”, cuestionó Mons. Pesoa, enfatizando la necesidad urgente de una transformación en la política y en la actitud social para salir de esta crisis.
Una política al servicio del bien común
En su intervención, Mons. Pesoa hizo eco del llamado del Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, en la que denuncia las ideologías y políticas que solo buscan el poder personal y la manipulación de los pueblos.
«Hoy la política en Bolivia está dominada por intereses egoístas, por ideologías que dividen y enfrentan a los bolivianos. Necesitamos una política que ponga al pueblo, al bien común, en el centro de sus decisiones», afirmó.
El prelado también destacó el impacto de las luchas políticas y sociales en las comunidades más pobres del país, que sufren la escasez de servicios, la falta de atención a sus necesidades y la creciente polarización social, “no podemos seguir ignorando el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas más pobres. Debemos ser una voz que se levanta contra la injusticia y la impunidad”, indicó.
Hacia una Bolivia unida, reconciliada y solidaria
Frente a este panorama, Mons. Pesoa hizo un llamado a todos los bolivianos, en especial a los líderes políticos y sociales, para trabajar en conjunto por un país más justo, más solidario y más unido, “es hora de superar las divisiones y trabajar por una Bolivia de paz, justicia y fraternidad. Necesitamos un país donde todos, sin importar su clase social, su raza o su ideología, podamos vivir dignamente, con respeto y con solidaridad”, señaló Mons. Pesoa.
Finalmente, invitó a los obispos a afrontar los desafíos del trienio con un espíritu renovado de servicio y esperanza, “a pesar de los tiempos difíciles que atravesamos, tenemos la certeza de que Dios nos ha llamado a ser signos de esperanza en medio de la oscuridad. Sigamos el ejemplo de Cristo, que nos ha llamado a servir, a sanar y a reconciliar”, concluyó.